No es la simplicidad de tres acordes y una actitud desafiante, Splunck rompe el molde con una propuesta que desafía los fundamentos del género. Esta banda colombiana ha decidido hacer punk sin quintas, sin los tradicionales power chords que definieron a generaciones enteras. En su lugar, ofrecen una experiencia sonora rica, compleja y profundamente elaborada.
Su música se basa en la experimentación y la improvisación libre, pero con una estructura meticulosa. Fusionan el punk rock melódico con géneros como el jazz, la música clásica, el pop y el rock & roll. Su alineación —que incluye violín y trompeta— no solo es inusual en el punk, sino que redefine lo que puede ser una banda del género.
Virtuosismo con actitud
Splunck fue fundado por músicos académicos egresados de la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad Pedagógica Nacional. Su formación en los conservatorios les dio las herramientas para componer con precisión, pero su espíritu punk los llevó a romper las reglas desde adentro. El resultado: canciones que incorporan cadenzas (solos tomados de obras académicas), improvisaciones sobre estándares de jazz y exploraciones sonoras cercanas al post punk. Ellos las llaman “sinfonías punk” y “punk & roll”.
Más allá del acorde fácil
En sus inicios, el punk se apoyó en el acorde de quinta —el famoso power chord— como símbolo de accesibilidad y rebeldía. Pero Splunck demuestra que el punk no necesita limitarse a esa fórmula. Su música es prueba de que se puede ser punk sin repetir fórmulas, sin renunciar a la complejidad ni al virtuosismo.
Una orquesta de influencias
Sus referentes musicales son tan amplios como su propuesta: Tchaikovsky, Rossini, Stravinsky, Chet Baker, Louis Armstrong, Kurt Weill, Chuck Berry, y una larga lista de bandas punk que va desde The Clash, Ramones y Buzzcocks, hasta The Offspring, Rancid, Green Day, Blink-182 y Yellowcard. En Latinoamérica, reconocen la influencia de IRA, Pop Corn, División Minúscula, Los Suziox, Ataque 77, Delux, Mortis, Los Desalmados, Nihilismo y Flema.
Punk con método, alma y protesta
Aunque algunos puristas cuestionan su enfoque académico, Splunck defiende que el verdadero punk está en la actitud, no en la técnica. Su filosofía es clara: “vive rápido, muere joven… y siempre con alma de niño”. Para ellos, el punk es una creación colectiva que evoluciona, se transforma y sigue gritando: ¡el punk está vivo!
Además de músicos, son educadores y activistas. Trabajan en colegios y fundaciones con comunidades vulnerables —niños víctimas de violencia, adultos mayores— y ven en la música una herramienta de transformación social. “Vivir de la música es nuestra forma de resistir”, afirman.
El arte como revolución sin acordes predecibles
Splunck no es solo una banda: es una declaración de principios. Son virtuosos que decidieron hacer punk sin quintas, sin atajos, sin concesiones. Su mensaje es claro: el punk puede ser complejo, técnico, emocional y profundamente humano.
Que el arte no se detenga. Que la música siga siendo trinchera, partitura y protesta.